09 May Raíces y metamorfosis del cineclubismo universitario
En las tradiciones universitarias, el cineclubismo tiene un lugar muy especial al haber sido la tribuna desde la cual, la sociedad exigió elevar la cultura cinematográfica a través de la creación de una filmoteca y una escuela de cine. Al no existir una estructura educativa institucional, el público organizado, procurándose una educación informal que no encontraba escolarmente, hizo llamados hasta que se dieron las primeras condiciones para que anidara en la vida universitaria. Sus antecedentes nos llevan a los primeros años de posguerra y a la reconstrucción de lazos culturales después del holocausto. En el Instituto Francés para América Latina se dio el florecimiento de los nuevos cinéfilos, asiduos, críticos y dinámicos. Poco después, las asociaciones estudiantiles fueron pioneras en la exigencia de los derechos culturales a la información, al arte y a la organización. Desde el establecimiento de su campus en los años 50 del pasado siglo, la UNAM ha sido un campo fértil para alimentar la cultura cinematográfica en muchas capas1. Sin embargo su historiografía aún es escasa y el estudio del público como un sujeto colectivo apenas se asoma entre los estudios culturales. Los testimonios no son abundantes y es fácil olvidar nombres y grupos de una genealogía resbaladiza en la que están los vanguardistas y los visionarios, los pioneros corrompidos, los bien intencionados y hasta los que, sin esperarlo, han encontrado en el cineclub un camino ancho de la vida.
Semillas en el campus
Los antecedentes del cineclubismo universitario están en el Cineclub de México, organizado en el IFAL en 1948 y el Cine Club Progreso que se lanzó en 1952 y publicó el boletín Cine-Club. A mediados de los años cincuenta, ya habían llevado las semillas del cineclubismo al flamante campus universitario y se vivió el paso de los cineclubes que rentaban salas en la colonia Roma, al surgimiento de los primeros membretes universitarios que sesionaron en los auditorios de las facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). A lo largo de esa década, se fusionaron sinergias que generarían una expansión de la cultura fílmica en la Ciudad de México entre la Embajada de Francia en México, el surgimiento del cine independiente, la profesionalización de los medios de comunicación impresos y especializados, así como la organización de jóvenes que concretaron la creación de publicaciones, asociaciones, organismos, festivales, instituciones y empresas con actividades ligadas a la cinematografía.
Los años 60 están enlazados con la fundación de cineclubes estudiantiles en casi todas las facultades universitarias, la creación de la Sección de Actividades Cinematográficas en la UNAM en 1959, el nacimiento de la cinemateca universitaria en 1961, la apertura del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) en 1963, el Primer Concurso de Cine Experimental en 1964, la implementación sistemática del cine debate, la publicación de libros de cine y anuarios con las actividades cinematográficas universitarias, el nacimiento del cineclub infantil de la Universidad y la llegada del cine debate a las preparatorias en 1967. También en esa década se diversificaron las relaciones entre las representaciones culturales extranjeras en México, y en 1972 las autoridades universitarias emitieron el reglamento de las Proyecciones Cinematográficas Públicas de la UNAM.
Modernos y visionarios
En 1956, la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras organizó un cineclub que funcionaba precariamente en una sala de la Torre de Humanidades y en la Facultad de Ingeniería. En 1957 comenzaron a sesionar cineclubes en las escuelas de Ciencias Químicas, Arquitectura, Antropología y Artes Plásticas, así como en las facultades de Derecho y Ciencias2. En 1959, Salvador Ayala y Ramón Agarta organizaron el Cine Club Ciencias al que después se integraron Francisco Cobos, Pablo Chequetti, Rafael Costero, Rafael Sarmiento, Francisco Gutiérrez, Armando Ginis, Miguel Ángel Jiménez, Christian Lemaitre, Luis Velo y José Luis del Campo. El Cine Club Ciencias se caracterizó por la venta rigurosa de abonos, la calidad de sus carteles realizados por la Imprenta Madero y su interés especial por el Free Cinema Inglés3.
En 1959, la Dirección General de Difusión Cultural de la UNAM estableció la Sección de Actividades Cinematográficas (la actual Dirección General de Actividades Cinematográficas), dedicada a desarrollar y fortalecer ese campo de la cultura y en 1961 publicó el manual ¿Qué es un cine club? en donde por primera ocasión, Manuel González Casanova marcó una línea de tiempo del cineclubismo mexicano, expuso la relación entre “los cine clubes y la defensa del cine”, una breve historia de los cine-clubes en México, los pasos para saber cómo organizar un cine-club, la dirección de las distribuidoras de 16 y 35 mm. en la ciudad de México y en provincia, así como las embajadas, consulados, legaciones y organizaciones culturales que ofrecían servicios de préstamo de películas; al final incluyó una bibliografía y por mucho tiempo fue la principal fuente para conocer el desarrollo del cineclubismo mexicano. A la UNAM (y a muchas otras pantallas) llegaron los integrantes del grupo Nuevo Cine cuya revista homónima influyó en la cultura fílmica de la época4, siendo cronista y voz del movimiento cineclubista que ya se vivía en las instalaciones universitarias, compensando la falta de un Instituto de cine, una cinemateca y facilidades para la exhibición de cineclubes5. En ese número destacaron la huella y vitalidad del Cine Club de México a 14 años de haberse creado y comentaron los estrenos de ese año en la sala Molière. Mirando hacia el campus universitario, caracterizaron al Cine Estudio Arquitectura, que según los autores, sentó el precedente en la UNAM de la presentación, discusión y conferencias anexas6.
El Cine Debate Popular organizado por la UNAM desde 1961 en el Auditorio de Humanidades, incluía títulos más conocidos pero enriquecía su oferta con estrenos. En mayo de 1964 comenzó la organización del Cine Club Economía y Carlos Schaffer, Clara Aranda y Alejandro López consumaron su fundación al año siguiente y comenzaron sus funciones con un ciclo de cine polaco en el que durante la última función, militantes del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), quemaron cintas de celuloide, ocasionando disturbios en la sala. El Cine-Club Economía cumplía rigurosamente con los cánones establecidos: ciclos de cine de autor y género o nacionalidad; presentación y debate, así como la venta de abono para las tres o cuatro películas que integraban el ciclo ya que no se vendían boletos sueltos7. Entre 1965 y 1970 ofrecieron 62 ciclos y 250 películas aproximadamente, mantuvo su constancia y pudo realizar donativos para la compra de libros, la remodelación y equipamiento de su sala, así como el enganche de un camión DINA para los viajes de prácticas de los estudiantes.
En 1965, siendo Director General de Cinematografía Mario Moya Palencia, se incorporó como Jefe de Supervisores al joven Fernando Macotela8, quien había participado en el grupo Nuevo Cine y en varios cineclubes, por lo que contribuyó a llevar a las pantallas universitarias joyas del cine mundial, como Citizen Kane (Orson Welles, EUE.UU, 1941) que se exhibió con éxito rotundo en el Cine Club Ciencias en sus seis funciones. En 1966 el Cine Club Ciencias exhibió así Los Beatles yea yea yea/ A hard day’s night (Richard Lester, GB, 1964). Otro éxito de taquilla y confidencialidad fue con La sombra del caudillo (Julio Bracho, México, 1960) en el Cine Club Economía. A su vez, ese grupo inició intercambios con el Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográfica (ICAIC) y desde 1967 propiciaron la llegada y salida de muchos títulos sin otra distribución en México. Después del movimiento estudiantil y el genocidio del estado mexicano, los cineclubes siguieron reflejando el temperamento en la UNAM y en 1969 comenzó la organización de la Asociación de Cine Clubes Universitarios que agrupaba estudiantes de las facultades de Ciencias, Filosofía, Arquitectura, Química, Ciencias Políticas y Economía, así como un representante de la Sección de Actividades Cinematográficas; poco después lanzaron una revista de efímera duración llamada también CineClub. Las rencillas intestinas no la dejaron prosperar. En la banca de los debutantes se quedó el joven Aurelio de los Reyes.
Los años setenta serían de expansión en muchos sentidos y la UNAM permitió el cauce institucional para una actividad que aunque también se desarrolló en otros ámbitos, no contaba con reglamentos pero había echado raíces en la Ciudad Universitaria. Atenta a las modas fílmicas, en la comunidad universitaria surgieron nuevos grupos que hicieron necesario reglamentar el espacio de excepción en que se había convertido el campus y siendo Rector Pablo González Casanova, el Consejo Universitario aprobó el Reglamento de las Proyecciones Cinematográficas Públicas de la UNAM, el 12 de enero de 1972.
Aperturas y resurgimientos
Los años setenta y ochenta se caracterizaron por la multiplicación y articulación política de diversos movimientos sociales. Una de las materias en la flamante escuela de cine fue “Cine-club” y se entendía como parte del proceso de comunicación de la obra cinematográfica, que cerraba con la mirada del público y sus comentarios. En 1972 surgió el grupo Octubre, integrado por estudiantes del CUEC que se vincularon con organizaciones obreras y campesinas; sensibilizados por el movimiento estudiantil de 1968 y motivados por el carácter social del cine, aprovecharon sus ejercicios escolares para realizar y proyectar documentales con esas comunidades9. Se sumó el veracruzano Jorge Sánchez, quien los animó a participar en el desolado campo de la distribución. La fundación de Zafra abrió la puerta a la circulación de películas en 16 mm. en cineclubes por todo el país que evitaban la revisión de la Secretaría de Gobernación. En el Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba tuvieron una cita regular en donde se encontraban con cineastas y la distribución contó con la participación de realizadores que cedieron su copia a Zafra e incrementaron un catálogo que creció considerablemente con el paso de los años, llegando a tener en su bodega películas provenientes de Cuba, Nicaragua, Colombia, México, El Salvador, Brasil, Argentina, Chile y Venezuel que hoy se resguardan en las bóvedas de la Filmoteca de la UNAM.
Movimientos entre siglos
A medio camino en las turbulencias de la industria fílmica internacional, los cineclubes recuperaron terreno a mediados de los años noventa y hasta entrados en el nuevo siglo, fueron muchos los paradigmas que se rompieron desde el punto de vista tecnológico por pasar paulatinamente del celuloide al código binario y sin embargo, el protocolo de presentar y debatir permaneció indeleble. Las innovaciones en la programación y exhibición también han dado nuevos rituales como el maratón y las relaciones con festivales. Las publicaciones como El Zoopraxiscopio de Wanda del Cine Club Ciencias y los Cinestudios y el Zoom Politikon del Cine Club Políticas o el Maga-cine del Cine Club Economía muestran el pulso editorial que se tenía.
Internet se ha vuelto una enorme herramienta y espacio de acción, educación, investigación, difusión y memoria, y le han servido al cineclubismo para que se reconozca globalmente y se intensifiquen los diálogos y las experiencias entre asociaciones, federaciones, consejos y cineclubes independientes. En los diez últimos años, el cine digital fue llegando a los auditorios, salas, aulas y muros, propiciado por la explosión de catálogos de todo tipo de géneros.
La huelga de 1999 tensó y desgastó las redes que se habían tendido en la segunda mitad de los noventa y ya entrados en este siglo se han dado numerosas actividades que siguen buscando el espíritu de reunirse alrededor de las películas para hablar. En 2006 se editaron varios números de Sensacional de cineastas, entre los integrantes de los cineclubes en Ciencias y Ciencias Políticas. Hoy siguen esos pasos nuevos protagonistas estudiantiles. Sabiendo superficialmente de la existencia de seminarios, exhibiciones con fines educativos o políticos y conferencias, desconozco de cerca el paisaje de la última década, en la que a pesar de la erosión de los membretes y la multiplicidad de proyectos sin continuidad ni malicia, el cine debate nunca ha dejado el campus y el cineclubismo vive en salas, aulas y auditorios universitarios, a través de ciclos de discusión, panorámicas del cine mexicano u homenajes. En la transmisión de esas prácticas ha sido fundamental la relación entre docentes y estudiantes, como lo demostró en los noventa en la Facultad de Ciencias Marcelino Perelló y más recientemente Carlos Narro, quien ha llevado sus experiencias al cineclub en Radio UNAM, o las funciones de cine con invitados especiales de la Cátedra Bergman en cine y teatro, UNAM.
Fuente de memoria y vínculo con el cine mexicano, la relación de la comunidad universitaria con la Dirección General de Actividades Cinematográficas sigue acercando a nuevos públicos a los tesoros de la filmografía mundial, como parte de los hábitos de la comunidad universitaria desde hace sesenta años.
1Cfr: Gabriel Rodríguez Álvarez Manuel González Casanova, pionero del cine universitario, Universidad de Guadalajara, México, 2009.
2Manuel González Casanova, ¿Qué es un cine-club?, Dirección General de Difusión Cultural, Sección de Actividades Cinematográficas, UNAM, México, 1961, p.15
3Francisco Cobos, “El Cine Club Ciencias”, Seminario Internacional “Los cine clubes hacia el siglo XXI; a cuarenta años del Cine-club de la Universidad”, mesa IV, Los cine clubes de la UNAM en los sesenta, Colegio de San Ildefonso, México, Miércoles 18 de agosto de 1999.
4Nuevo Cine Núm. 1, abril de 1961, p. 3
5Moisés Viñas, “30 años de Nuevo Cine”, Dicine Núm. 42, noviembre de 1991, p.16
6Armando Bartra y Paul Leduc, “Los cine clubes en 1961”, Nuevo Cine Núm. 6.
7Alejandro López, “Cine Club Economía 1965-1970”, Seminario Internacional “Los cine clubes hacia el siglo XXI; a cuarenta años del Cine-club de la Universidad”, mesa IV, Los cine clubes de la UNAM en los sesenta, Colegio de San Ildefonso, México, Miércoles 18 de agosto de 1999.
8Entrevista con Fernando Macotela, ciudad de México, 25 de mayo de 2006.
9Entrevista con José Rodríguez López, ciudad de México, 7 de abril 2006.
Gabriel Rodríguez Álvarez
Gabriel Rodríguez Álvarez imparte Sociología del cine en la FCPyS. Como investigador ha compilado, publicado y escrito reportajes, ensayos y libros de historia del cine, cultura urbana, lucha libre, cineclubismo y fotografía. Compiló el epistolario de Cesare Zavattini Cartas a México publicado por la Filmoteca de la UNAM. Es activo integrante de la Federación Internacional de Cine Clubes y actualmente es su coordinador de comunicación. Ha editado videos promocionales, documentales y experimentales. Ha colaborado con publicaciones nacionales e internacionales y participado en congresos, seminarios y conferencias mundiales. Desde mayo de 2011 es responsable de la planeación académica de la Cátedra Bergman en cine y teatro, UNAM.